Estuvimos Marchando por la paz, la vida, la no violencia y la libertad de los secuestrados, los presos politicos, los refugiados, los desplazados, los sin nombre por tod@s los en Colombian@s y latinoamericanos!
El pasado 21 de Julio 2011, estuve en la capital del Departamento de Nariño, para acompañar la “MARCHA BLANCA POR LA PAZ”, convocada por el “CAMINANTE POR LA PAZ” GUSTAVO MONCAYO, como un acto simbolico de caminar por la vida, la Paz, la No violencia, la salida dialogada al conflicto armado, la libertad de los secuestrados en nuestro pais Colombia.
A esta convocatoria, se unio el cantautor Italo-Argentino-Colombiano PIERO DE BENEDECTIS, manifestando el apoyo a todo proceso que genere conciencia, de generar un cambio, y dar un mensaje de vida, de paz, de libertad para nuestro pais.
En las calles de Pasto nos acompaño la banda musical de un Colegio de la ciudad, las fuerzas vivas de la sociedad nariñense y familiares de los secuestrados en especial a JOSE URIEL PEREZ y CECILIA RAMIREZ que venian desde la capital del pais.
Marchamos caminamos por la vida, la paz, la libertad de los secuestrados, la no violencia, tambien doy un saludo especial a (2)personas que nos acompañaron paso a paso como la bella joven VANESSA GONZALES que se coloco la camiseta, dio su buena energia con su sonrisa; CATALINA ENRIQUES, mujer nariñense poeta, que nos acompaño y nos leyo un poema a la vida, a Colombia.
*Caminar por las calles de Pasto, sentir el viento frio que viene del Volcan Galeras, pero acompañado a la vez de ese calor humano, de la buena energia, buena vibra de los amig@s que nos acompañaron, fue una bonita experiencia personal, de vida y de crecimiento humano.
GRACIAS!!
Paz Fuerza y Alegria!!
ATT:
EDISON BURBANO URBANO
“EL PAYANES”
*A Continuaciòn trancribire la Carta de Jose Uriel Perez
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San Juan de Pasto, 21 de julio de 2011
Es para mi un gran orgullo estar en esta gloriosa tierra nariñense a cuyos queridos habitantes me permito saludar de corazón. Empiezo por resaltar la labor desarrollada contra viento y marea por el profesor Gustavo Moncayo, destacado héroe e incansable luchador por la vida y los derechos humanos. Yo desearía que existiera el Ministerio de la paz y de los Derechos Humanos y que él fuese su valioso titular. Gracias también al Sr. Gobernador, a las autoridades civiles y militares de esta hermosa tierra, gracias al ilustre cantante y compositor Piero de Benedictis y a su glorioso pueblo argentino, por su humanitario gesto en pro de la liberación de esas victimas del horror de la guerra; gracias a todos y cada uno de quienes hacen posible esta solidaria acción por nuestros seres queridos que hoy agonizan en el monte. Los sargentos Luis Alfonso Beltrán y Luis Arturo Arcia cumplen 160 meses y 18 días retenidos en el monte y el resto entre 12 y 14 años, sin que el Estado y las oligarquías de este país muevan un dedo por su liberación. Porque, sobre sus espaldas pesa un gran pecado, ser servidores de la patria, de la patria de los ricos y más grave aún, ser los hijos de los pobres. Yo en Bogotá me preguntaba el 13 de julio, que han hecho estos héroes, estos valientes muchachos para merecer tanto abandono, tanta indolencia y tanta indiferencia pero tal vez estas son las dolorosas razones: ser humildes, pertenecer a las clases populares. Eso es en Colombia un pecado tan grave que se paga con la vida; se paga con la vida bajo el fuego asesino de la guerra, torturados en el monte, se paga con la vida arrastrándose sobre sillas de ruedas después de largos años al servicio del pueblo, o mejor, al servicio de la guerra, así también pagan con la vida miles de criaturas inocentes que mueren cada año por hambre, como consecuencia del conflicto y la abismal diferencia económica y social. Doloroso conflicto que lleva 63A de duración sin que en este largo viacrucis haya habido un gobierno, con intenciones sinceras de acabarlo Porque para acabar con este terrible cáncer hay que saber elegir y llevamos 63 años sin saber elegir. Bien decía el Sr. Presidente el lunes en Tumaco: elijan bien, elijan bien, elijan bien. Sabio consejo que los colombianos tenemos que escuchar y llevar a la práctica si anhelamos a que nuestras generaciones hereden un país mejor, hereden un país digno. Hay que enterrar en el olvido a los políticos chanchulleros, a los ladrones, a los asesinos, a los que asesinan por hambre, a los que hacen fantásticas promesas con discursos adornados y nos envuelven con palabrería barata que ni ellos mismo entienden. A ellos los tenemos que rechazar, los debemos cambiar por personas que sean capaces de trabajar por sus gentes y dignificar su vida, haciendo menos dolorosa la terrible diferencia económica y social. Por no saber elegir, las ratas y los buitres, tienen al país patas arriba, por no saber elegir mueren 25.000 niños cada año de hambre, por no saber elegir nos robaron la salud a los colombianos, por no saber elegir carecemos de servicios a precio justo, carecemos de educación, de nutrición y vivienda digna, carecemos de las más elementales oportunidades, por no saber elegir hoy se arrastran por las vías publicas en sillas de ruedas miles de lisiados por la guerra y por no saber elegir estamos aquí mendigando que liberen a los retenidos en combate, mendigando de rodillas que se nos escuche, que no se nos vulnere mas el sagrado derecho a saber de nuestros hijos, que les permitan ya, regresar a sus hogares. Cuan doloroso es que el Estado y el Gobierno aprovechen nuestras condiciones de humildes, de miserables para desoírnos, para ignorarnos, para menospreciarnos con tanta indolencia, con tanta indiferencia en forma flagrante y degradante. Nadie es dueño de su propia vida menos de la de los demás, para torturar y hacer asesinar a tantos hermanos nuestros en formas tan salvaje y dolorosa. Para terminar me permito repetir una pregunta que siempre me he hecho. Donde está la sociedad colombiana, donde está la Comunidad Internacional, donde están los defensores de los Derechos H. donde están los dichosos beneficiarios de la guerra, que no le alcanzan una mano a sus guerreros, a los que ponen el pecho, hoy que cayeron en desgracia. Hoy tenemos que recordar con dolor la acertada frase de Jean Paul Sartre, “Cuando los ricos hacen la guerra los que mueren son los pobres” Miles son los pobres que están muriendo impune y dolorosamente cada año, enfrentados como salvajes, presuntamente unos del lado de los buenos y los otros del lado de los malos, sin querer entender que todos son hijos del mismo Dios y de la misma patria, y peor aun todos hijos de las mismas ultrajadas madres colombianas. Aquí es donde necesitamos conocer el corazón humano de todas estas comunidades y del Estado mismo, que le hagan entender a los actores del conflicto, que ese valor terrible que usan para accionar las armas y derramar tanta sangre, también lo pueden usar para la paz, para la reconciliación, para ser generosos reparando a sus víctimas y así, como para reconstruir entre todos al país.
Att: *Jose Uriel Beltran
Familiar de Secuestrado.
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